Perder el miedo a lanzarse a dirigir cine

 

Conozco a más de una persona que quiere lanzarse a dirigir: tienen un proyecto de cortometraje, un guión que aguarda un productor, o unas ganas que llevan acechándoles desde hace un tiempo pero no llega a materializarse. En ocasiones, son cineastas que ya han dirigido algún cortometraje u otra pieza en un formato más sencillo, y que tras la experiencia, han decidido que dirigir no es para ellxs, aunque les gustaría.

Dirigiendo el cortometraje Emotional Disease con mi dire de foto Antonio Sanz y su ayudante de cámara Sheila Rodríguez. Aquí estábamos a punto de hacer el plano más difícil del corto, y que más coordinación requería. Fue emocionante :D

Dirigiendo el cortometraje Emotional Disease con mi dire de foto Antonio Sanz y su ayudante de cámara Sheila Rodríguez. Aquí estábamos a punto de hacer el plano más difícil del corto, y que más coordinación requería. Fue emocionante :D

Hablando con ellos, me he planteado una cosa: si les gusta contar historias, o creen que les gustaba hasta que lo probaron, ¿por qué no dirigen o siguen dirigiendo? Me he encontrado con respuestas variadas pero en muchos de los casos compartían una sensación de miedo al fracaso, miedo a no saber gestionar a un equipo tan grande, a ser juzgados, a que no les hicieran caso, o a hacerlo mal y perder credibilidad. Mi hipótesis es, si quieres lanzarte a dirigir, pero aún no lo has hecho, busca ese motivo real por el cual no lo estás llevando a cabo. Puedes ponerte muchas excusas. La mía, que no tenía una cámara de vídeo para grabar. Pero realmente va más allá. Si hubiera tenido una cámara de vídeo, ¿hubiera hecho algo? Compré una cámara de vídeo a los 16 años tras varios años ahorrando, y aun así tardé un año o dos en realizar mi primer corto como directora.

Cuando dirigí mi primer corto (y los que habéis leído de las primeras entradas de este blog sabéis que fue una experiencia desastrosa con un resultado positivo), lo que más miedo me daba era no tener autoridad para dirigir. Es algo que he visto que suele suceder más a chicas que a chicos, aunque tampoco es exclusivo a nosotras. Cuando diriges, te pones en una posición de responsabilidad y autoridad. Y cuando tienes esta responsabilidad y autoridad, sentimos la necesidad de hacerlo bien: por un lado, de ser responsables en sentido de hacer todo lo que esté en nuestra mano de que nuestra obra salga lo mejor posible. Por otro, ganarnos el respeto y la autoridad del equipo, para que no nos ninguneen ni ninguneen nuestras decisiones artísticas, tomando el control de tu obra. Esto mismo me pasó en mi segundo cortometraje, en que la montadora no me hacía caso y hubo algún criterio artístico que dejé pasar tras mucho insistir. La montadora se creía que sabía más que yo, lo cual era imposible, porque yo era la directora. Es cierto que los jefes de equipo son especialistas en lo suyo y es su responsabilidad hacerte saber cuál es la mejor opción que ellos creen para transmitir lo que tú quieres transmitir. Pero la palabra final la tienes tú como directora y sólo tú. Hoy, lo hubiera afrontado de otra manera. Me hubiera podido llegar a enfadar, o a insistir de otra forma más contundente, y hubiera acatado mi decisión. Al hablar con amigos y compañeros de la industria de esto, uno me dio un gran consejo: 

“Yo sé que me tienen que hacer caso. Entonces estoy tranquilo”. 


Me sorprendió la autoconfianza que tenía en eso, y la tranquilidad derivada de esta autoconfianza. Yo en su momento, no la tenía. 

En aquellos momentos, con las primeras obras, mi miedo era quedarme sin un equipo con el que rodar. Tras varios años creando por mi cuenta, aislada de una comunidad y sin conocer a absolutamente nadie que tuviera algo remotamente que ver con el cine, perder este equipo era un gran miedo. No quería volver a sentirme aislada. Dirigía, y creo que lo hacía bien, pero ahora evidentemente siento mucha más seguridad en mí misma y lo disfruto más. En ocasiones, también siento miedo, pero al tener más experiencia tengo más recursos para afrontar los retos que conlleva sacar un proyecto adelante. El miedo se me fue cuando comencé a formar parte de una comunidad de cineastas, a medida que iba conociendo a más gente y que el evento del Meeting de cine iba creciendo. 

*Si quieres leer qué es el meeting de cine o tener más información, lee este otro artículo.*

Ser un buen director, en mi opinión, se compone de sabiduría en muchos aspectos: técnico, artístico, creativo, etc. Pero creo que la diferencia más grande de talento entre la gente que debuta, es la autoconfianza. Con autoconfianza, tienes tranquilidad y puedes pensar mejor dado que tienes más recursos para gestionar una situación. Si estás convencido de que algo está bien, y tienes seguridad en ti misma, entonces tendrás los recursos para legitimarte ante tu equipo para que lo acaten, y ganarte el respeto y el aprecio de tu equipo. 

¿Cómo ganarse el respeto y el aprecio del equipo?

Como he mencionado antes, yo no contaba del todo con el respeto y el aprecio de mi equipo al principio. En una ocasión un compañero me dijo: “No sé, es que no te veo como directora”. A lo que yo pregunté “¿Entonces cómo me ves?” esperando una respuesta del tipo “montadora, script, productora, etc”. Su respuesta fue “no lo sé, pero no como directora”. Eso fue tras haber dirigido mi primer cortometraje. En ese momento me dio rabia, pero también me pareció un comentario bastante tonto, aunque me ayudó a conocer cómo me veo yo y cómo me ven. No es algo que fuera la primera vez que me lo decían, pero sí de una manera tan directa. Es importante cómo los demás te ven para hacerte valer, pero aún más cómo tú te ves a ti mismo, y cómo te ven los demás vendrá después. Por lo menos, así fue en mi experiencia:

No fue hasta mi segundo cortometraje, La Colección, que era un proyecto más grande y ambicioso, que el equipo se dio cuenta de que estábamos creando algo grande e importante para nosotros, con una historia robusta detrás, y que estababan más motivados a participar. Era lo más grande que habíamos hecho hasta el momento, y yo dirigía. Aunque llevábamos ya tiempo trabajando juntos aunque no tenía la autoconfianza que tengo ahora. A partir de ese cortometraje, que ganó algún premio y con el resultado tan profesional que nos quedó, noté que mis compañeros empezaron a verme de otra manera. Y es que tienes que probarte a ti mismo, y tener algo que enseñar para que los demás lo vean y te valoren. En mi opinión,

enseñar algo que has creado es esencial para ganar credibilidad. 

Si te interesa este artículo y quieres conocer cómo empezar en el mundo del cine, haz click aquí.*

Creo que para que un equipo te respete es necesario que te aprecien como director, que crean que eres competente. Cuando te tratan de proponer ideas, no está mal, pero si tratan de imponer su idea siendo tú la directora, entonces no ceder te dará autoridad. Esto no es por el hecho de no ceder, sino porque un jefe de equipo está al servicio del director. Si el director hace lo que el jefe de equipo le dice, entonces el jefe de equipo se convierte en el director, y ya has perdido la visión de la historia que sólo tú tienes y que tú querías contar. Por eso, decir “no” realmente es un valor muy preciado. No tengas miedo a decir “no”. Cuando me acostumbré a esto, vi que en realidad el miedo que yo tenía a quedarme sola, no era tan real. Mi equipo no se iba a ir porque impusiera mi criterio cuando sugirieran algo. Ello me hizo adquirir mayor seguridad como directora.

Una anécdota: no sé qué director o productor contaba que él siempre despedía a alguien el primer día de rodaje delante de su equipo para que a partir de entonces todos le respetasen. Este realmente era un trabajador compinchado con el director para esto. No sé si será verdad o no, ni quién era, pero si te suena esta historia ponlo en los comentarios please :)  

Os dejo por aquí el documental “Dick” (traducido como “Capullo”) en el que Max, un cineasta, entrevista a varios líderes o jefes preguntando si creen que hay que ser un capullo para ser un líder de éxito. No os hago spoiler y dejo que descubráis vosotros su conclusión. 

¿Qué puedes hacer para empezar?

· Si te impone tener tu equipo, empieza solo. No necesitas a nadie al principio. Puedes hacerlo tú y empezar por algo pequeño. 

· No tienes por qué enseñarlo. Piensa que es una práctica. No tiene que quedar perfecto. No tienes que subirlo a internet ni enseñárselo a nadie. Puedes guardarlo para ti. Después, verás tu evolución y te sentirás orgulloso. 

· La producción ha de ser lo más sencilla posible. En el comienzo, no te interesa liarte involucrando a mucha gente ni tener demasiado que arriesgar. Dos personas, una habitación, el interior de un coche, etc. Piensa aquello que tienes más accesible y crea una historia con eso. Ya habrá tiempo después de encontrar a un productor que te facilite todo el resto de cosas. 

· Relativiza. Cuando ya estés rodando con un equipo, relativiza la importancia de todo, excepto defender tu criterio artístico. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Y de verdad, ¿cuántas posibilidades hay de que eso suceda? Pasamos mucho tiempo teniendo miedo a cosas que nunca sucederán. Piensa que si fallas, tienes tantas oportunidades como quieras. Lo puedes intentar todas las veces que quieras. Si no es de una forma, será de otra. 


En mi opinión, siempre es mejor tener algo que mostrar a no tener nada que mostrar. Incluso si piensas que no es suficientemente bueno. Te sorprenderán las reacciones de quienes saben menos al ver lo que has creado, y no sólo por su nivel o calidad, sino porque lo has hecho. Mucha gente no se compromete consigo mismo: empiezan algo y nunca lo acaban. Lo importante es acabarlo, darle un final aunque no sea el que esperabas.

Es importante acabar tu proyecto para tener algo que enseñar

¿Qué otros consejos darías a alguien que quiere comenzar a dirigir? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿A qué retos te has tenido que enfrentar? Puedes escribirlo en los comentarios.

Recuerda que mi libro Instinto cineasta ya está disponible en papel y en Kindle aquí.